Testimonios de nuestros pacientes

ME LLAMO NATALIA, TENGO CASI 34 AÑOS, MIDO 1,56 METROS Y PESO 69 KILOS ……

Desde chiquitita el peso fue un “tema” en mi vida, no tenía sobrepeso pero si el máximo de peso y el mínimo de estatura según las tablas de los médicos.



Yo practicaba mucho deporte en esa época así que mantenía mi peso estable. Debido a varias lesiones y supongo que también por falta de ganas no volví a los entrenamientos, recuerdo que en unos 4 meses subí como 15 kilos que nunca más bajé y me mantuve en ese peso hasta terminado el colegio secundario, ya a los 17 años pesaba 77 kilos aproximadamente.
A los 18 años vengo a Buenos Aires a estudiar, mantuve mi peso de 77 kilos unos cuantos años, también comencé a fumar lo cual supongo me ayudó a no engordar pero se transformó en otro problema y en otra grave adicción, nunca logré, desde el inicio mismo fumar menos de un atado diario.

En Marzo del 2002 y con 24 años me voy a vivir sola (con mi hermano menor). A los pocos meses me pongo de novia y durante la relación que duró varios años engordo unos 17 kilos que jamás vuelvo a bajar, ya pesaba 94.
Mantuve ese peso varios años y la adicción al cigarrillo aumentaba, fumaba casi 2 atados diarios y trabajaba en casa desde la computadora por consiguiente no había ningún tipo de control en cuanto a la comida ni a los cigarrillos.

A finales del 2007 decido tomar el toro por las astas y me impongo dejar de fumar, bajar de peso, cursar 5 materias en la facultad y conseguir trabajo permanente fuera de mi casa….¿El resultado?...arranco el año 2008 con ataques de pánico, no voy a la facultad, no dejo de fumar ni tampoco consigo trabajo.
Voy al psiquiatra y me medican con Meplar y Alprazolam, entre la medicación y la terapia logro reponerme con el correr de los meses pero durante 3 años cumplo rigurosamente con la medicación para el tratamiento.
Muchos pacientes medicados con antidepresivos dicen que aumentaron de peso debido a la medicación, yo realmente no puedo poner toda la responsabilidad en la medicación porque sé perfectamente lo que comía y realmente eran cantidades enormes de comida poco saludable acompañada de una vida sedentaria, así que no se cuanto de responsabilidad había en la medicación y cuanta era mía.

De los 94 kilos que pesaba arranco el año 2010 pesando 105 kilos y fumando 2 atados diarios pero por suerte aparece el trabajo estable en mi vida nuevamente y eso me ayuda a acceder a una prepaga y a poner un poco de orden a mi vida, ahora al menos había una rutina que cumplir.
A mediados de 2010 decido que era hora de comenzar a ponerle un poco mas de orden a mi vida y decido pedir turno con una nutricionista, así que el 7 de Septiembre voy a ver a la Lic. Salinas en el CEMIC de Belgrano, le digo que quiero bajar de peso, que tengo hipotiroidismo, que me canso, que ronco y que ya no quiero verme así nunca más.
Es ella quien por primera vez me habla de la cirugía bariátrica, me nombra algo así como “Manga Gástrica”, “Cirujano Carlos Giordanelli”, "que lo pensara", a lo que respondo que NI LOCA me someto a algo así, inteligente ella, se da cuenta que ni siquiera podía yo pensarlo y no insiste, me da una dieta y antes de retirarme del consultorio me dice que “en caso de que lo pensara…debía que dejar de fumar”.
Me voy del consultorio pensando que “ella estaba loca”, que “ni loca iba a dejar de fumar y mucho menos me iba a someter a una cirugía de esas”. Nunca más volví a verla, pero lo que hablamos ese día se me había marcado a fuego en la cabeza y era tema recurrente en mis sesiones de terapia, obviamente seguía engordando y fumando.

El 18 de Noviembre de 2010 decidí por tercera vez en la vida dejar de fumar, recuerdo que eran las 18 horas estaba en la oficina y me dije, como tantas otras veces: “Este es mi último pucho”.
Los primeros 3 días pensé que me iba a morir, les juro, tuve todos los síntomas de abstinencia, TODOS, me temblaban las manos, tenía un humor de perros, no podía dormir y me comía todo!
Supe que me tenía que aferrar a algo y decidí poner a diario cada logro alcanzado en el Facebook, para mi sorpresa a diario recibí el apoyo de mis amigos y de los que no lo eran tanto, siempre palabras de afecto, me daban fuerzas, me decían que no me rinda, que todo se podía en la vida y les juro que eso fue realmente importante para mí y se convirtió en mi salvavidas.

Y así fue gente, ese fue mi último pucho y me siento súper orgullosa de ello.

Así que comprendí que Salinas tan loca no estaba porque después de todo el enojo que tenía al irme del consultorio estaba dando los primeros pasos y le estaba haciendo caso che.
Ni hablar que engordé unos cuantos kilos con la “dejada de fumar” pero por primera vez en mi vida entendí, gracias a la terapia, que las adicciones se superan paso por paso, que yo no podía pretender hacer todo junto porque mi cuerpo y mi “bocho” iban a enloquecer como allá por el 2008 y la verdad no quería eso para mí nuevamente, así que decidí darme el permiso de permitirme engordar unos kilos más si era necesario pero que el pucho tenía que ser parte del pasado.

Pasaron los meses y llegué al punto de no querer sacarme fotos, de no querer pasar frente a los espejos, si un hombre me invitaba a salir desestimaba la idea por completo. Nunca había tenido problemas de autoestima pero ahora ya no me reconocía en los espejos, no podía reconocer mis facciones, realmente estaba preocupada.
Decido comenzar nuevamente y por enésima vez una dieta y vuelvo a la Clínica Cormilot, cuando me peso la balanza acusaba 106,7 kilos…pensé que me iba a poner a llorar, les juro, en ese momento me puse a pensar y trataba de entender cómo demonios había llegado hasta ahí.

Se acerca mi cumpleaños número 33, 16 de Junio de 2011, creo que las fotos de mi cumpleaños fueron el CLIC definitivo para retomar las riendas de mi vida.
Cuando ví las fotos realmente quise llorar, y no recuerdo realmente si no lo hice, había una foto que sacó mi hermano donde había una señora grande y obesa sentada en el sillón de mi madre, tardé unos segundos en darme cuenta, esa señora mayor y obesa era yo, con solo 33 años, recién cumplidos.

Me quedé un tiempo prolongado, no se especificar cuánto, mirando la foto y pensando que si seguía así me iba a morir joven y que lo más probable es que nunca formara una familia, que nunca tuviera hijos y lo más grave, que nunca me iba a volver a enamorar y no porque los hombres no me miraran sino porque yo no me permitía pensar siquiera en la posibilidad.

Pasaron algunos meses y decidí que quizás “la operación no era tan mala idea”, quizás la Lic. Salinas no estaba tan loca después de todo.
Casualmente (mi analista diría que no existen las casualidades y cada día que pasa lo comprendo más) el 7 de Septiembre de 2011, a un año exacto de mi primera visita a la Lic. Salinas tengo turno para ver al Cirujano Bariátrico del CEMIC el Doctor Carlos Giordanelli.

Me hizo 400 preguntas, me miró de todas las formas posibles, leyó mi historia clínica para arriba y para abajo, me volvió a mirar de todas las formas posibles, me hizo más preguntas, me pesó, calculó mi IMC (índice de masa corporal), me hizo jurar y perjurar que no fumaba mas, me volvió a mirar mil veces más, (supongo que era una especie de "rayos x" incorporado que habrá traído de la facultad), ni idea, pero es al menos lo que yo sentí.
Recién ahí me explicó como era el método, me habló de un Bypass Gástrico, de mi IMC, de los problemas que acarreaba tener tanto sobrepeso, de lo que debería pesar en realidad, me habló de los pros y los contras de la cirugía, me avisó que mi vida iba a cambiar para siempre y en forma definitiva, me dijo que debía entender que jamás, nunca más iba a poder comer ni beber como lo hacía hasta entonces y que iba a tener que tomar suplementos vitamínicos de por vida.
Me dijo que era una candidata importante a la operación debido a que había dejado de fumar, no tenía hipertensión ni enfermedades asociadas a la obesidad.
Estaban con él durante toda la entrevista dos Lic. en nutrición, Valentina y otra chica mas que no volví a ver. Me dan un régimen, me mandan a hacer 400 millones de estudios y me dicen que si todo sale bien y bajo el 10% de mi peso en 3 o 4 meses me operan.
Pensé que iba a salir feliz de ahí pero la verdad… ¡Salí asustadísima! Escuché muchos nunca más y muchos jamás, para una adicta como yo era algo imposible de pensar.

Fueron meses y meses de luchar contra los malos hábitos, la comida, los atracones y los boicots. ¡Dejar de fumar había sido duro, pero dejar de comer como lo hacía y no poder fumar fue realmente terrible!
Otro gran “tema” era mi trabajo, pensaba como iba a hacer para plantear la posibilidad de operarme, por el tema del post operatorio, las inasistencias, las idas a los médicos, los estudios en horarios laborales, etc. Había leído a muchos compañeros operados y comentaban el problema con sus trabajos por la operación. Me llené de coraje y fue a hablar con mi jefa, esperando lo peor, claro está.
Y no solamente me permitieron ir a cada médico y estudio que fuese necesario en horario laboral, también me apoyaron mis compañeras ayudándome con las diferentes dietas que iba haciendo, me alentaban si me veían flaquear y me controlaban de cerca como para que no pierda el rumbo, realmente todos ellos fueron muy importantes en todo este proceso, siempre voy a estar en deuda con ellos.

Me hice todos los estudios, fui a todos los médicos, cada Miércoles a ver al cirujano, todos dieron bien por suerte, estudios de sangre y orina completos, ecografías, ecodopler, espirometría, endoscopía, ergometría, entrevistas psiquiátricas con miembros del CEMIC, electrocardiogramas, ecocardiogramas y no sé cuantos “gamas” más.



A medida que se acercaba la época de la “posible” operación yo iba sintiendo una paz interior que jamás en mi vida recordaba haber tenido.En todo este proceso no quise la ayuda de nadie, sentía que era algo que debía hacer sola, como mujer adulta, sentía que era la primera decisión que tomaba como mujer, sin consultar a mis padres, ellos……. ¡Estaban de atar!

Por más que patalearan y se enojaran los seguí excluyendo de toda consulta médica, les avisé que iba a hacerse una caminata con los pacientes ya operados por el médico y los que aún estábamos esperando la fecha, que se invitaba a la familia, que si querían podían ir y que esa iba a ser la oportunidad que les daba de conocer al médico.

Hoy recuerdo ese día con mucha gracia.

Como lo imaginaba le preguntaron al cirujano todo lo que quisieron, que era lo mismo que me habían preguntado a mi meses anteriores y yo les había respondido fielmente con bibliografía y videos de Youtube, pero bue, parece que no es lo mismo si no te lo dice el “médico”.

Ese mismo día, el de la caminata, me dan la fecha de operación, 2 de diciembre de 2011. No lo podía creer, me quedé helada, faltaba un mes solamente.
La sensación era una mezcla de alegría con incertidumbre y con terror, recuerdo que me quedé petrificada, no podía despegar los pies del suelo.

Arranco con la dieta líquida; el primer día te querés morir, el segundo no te querés morir pero “casi” y el tercero ya no te importa nada y ya no tenés hambre y ya no extrañas masticar.

Pasaron los días, superé el 10% del peso que tenía que bajar, lo cual me puso muy feliz y resolví a medias algunas cuestiones familiares que me tenían a mal traer.

El día 20 de Diciembre de 2011 me operaron a las 7:45 AM en el CEMIC de Saavedra, los cirujanos eran el Dr. Carlos Giordanelli y el Dr. Pablo Monti.

Recuerdo que me llevó a la clínica mi padre, me pasó a buscar por mi casa a las 4:30 AM, nunca lo había visto tan asustado, jamás.
Cuando llegamos al CEMIC mi padre me preguntó si estaba segura, le dije que sí y comenzamos a caminar por la playa del estacionamiento hacia el edificio de la clínica, les juro que yo flotaba, sentía que volaba, estaba en otra dimensión.
Cuando llegamos al dormitorio rápidamente me puse la bata y cumplí con todos los procedimientos que se requerían para la cirugía, me pesé, 97,6 Kilos, había comenzado el tratamiento con 110,4 Kilos, ya estaba súper feliz.

Estaba tan relajada que hasta tuve tiempo para sacarme fotos en bata y subirlas al Facebook mientras esperaba que me vinieran a buscar, estaba ansiosa, me sentía muy preparada y ya quería que suceda de una vez por todas.
Fui a cirugía en camilla, recuerdo que me pasaron por una especie de tuvo en la camilla misma y así ingresé al quirófano, recuerdo que moría de ganas de decirle a los cirujanos que los “ambos” que tenían puestos eran horrendos, mitad bordó y mitad mostaza, pero fui inteligente y no dije nada, ¡No era el momento indicado para una corrección tan banal!

Volví al cuarto casi al mediodía, dolía, dolía mucho, pero yo me había preparado para eso, estaba fuerte y feliz y podía aguantarme lo que fuera, porque estaba segura de que lo que había sucedido era la mejor decisión que había tomado.

Me dieron el alta y pasé una semana en la casa de mi madre en Buenos Aires bajo sus cuidados, pasamos la navidad juntos, ellos comieron algo y yo sopita y gelatina, brindé con agua y me dormí otra vez, les prometí que la próxima navidad iba a ser diferente.

Fui pasando cada obstáculo con paciencia y entereza, si crees que es fácil te digo ya mismo que ni lo intentes.

Arranqué el 2012 con drenajes y puntos, tomando sopita de pollo y brindé con juguito light, no me importaba, ¡Estaba feliz!
A la semana me sacaron el drenaje, a los 15 días los puntos, a las 3 semanas volví a trabajar y ya hacía vida normal.

Al mes de operada viajé a Paso de los libres, mi ciudad natal y de crianza para ver los carnavales y a algunos amigos.

Y al mes de operada me di el permiso y me puse de novia.



Me llamo Natalia, tengo casi 34 años, mido 1,56 metros y peso 69 kilos, soy una obesa en recuperación, vivo en Capital Federal, el 20 de Diciembre de 2011 me hicieron un Bypass Gástrico que cambió mi vida.

Llevo 41 kilos bajados, ya no ronco, ya no me agito al caminar, pude volver a atarme los cordones, ya no me gritan gorda, los hombres volvieron a mirarme, sigo sin fumar, retomo la facultad el cuatrimestre que viene, ya no tomo medicación psiquiátrica y encontré a un hombre divino que me quiere y me apoya en todo este camino.

Esta es mi experiencia, te la quería contar.



MI NOMBRE ES GUSTAVO KRAUSE, SOY OPERADO BARIATRICO.

Tuve la suerte de haberme operado en el CEMIC, lugar adonde ha acudido mi familia cada vez que tuvo un problema serio.



Mi primera entrevista con los Dres. Giordanelli y Monti fue para mediados de Enero del 2011. Al día siguiente comencé una dieta firme.Pero no una dieta mas de las tantas que había intentado tantas veces en mi vida, (algunas serísimas otras no tanto...)Esta vez, la empecé con la certeza que iba a obtener resultados contundentes, gracias a la seguridad con que me retire de la entrevista.La dieta fue acompañada de controles y un seguimiento de los cirujanos y de la Dra. Salinas, además de otros profesionales asociados al grupo.
Se me realizaron diferentes estudios clínicos y psicológicos tendientes a prepararme para la cirugía, no solo física sino también psicológicamente.

Esto debido a que la pérdida de peso no se produce como acto mágico, sino, como aporte personal al trabajo del equipo de cirugía bariátrica.Un resumen justo seria decir que la cirugía es una herramienta excelente, eficaz, poderosa, para resolver este problema, y debemos aprender a usarla.
El equipo se encargara de enseñarte, y uno debe entregarse de lleno a esta tarea, respondiendo taxativamente, responsablemente, para no boicotear el objetivo.

Tras casi dos meses de dieta, y unos días antes de la cirugía, se realiza una dieta liquida, para disminuir el tamaño del hígado y facilitar así la tarea de los cirujanos.
Esta es la etapa tal vez más dura. Pero es fácil de sobrellevar, pues el objetivo esta a la vista y las expectativas de obtener un gran logro, te impulsan con fuerza.

Luego de la cirugía, es como que todo comienza de nuevo.Se aprende nuevamente a comer.
Ahora tenés la certeza que vas a adelgazar y así resolver un problema, que al acabar con él, te das cuenta del orden de magnitud que tenia...te das cuenta de cuantas cosas había invadido en tu vida, de cuanto en realidad, te estaba privando.

NO exagero. Ya lo experimentarás.

A un año y tres meses de haberme operado, fui a hacerme un estudio de sangre, y cuando salía del CEMIC Galván, a tranco rápido de caminata (hoy mi peso es de 85 kg), no podía dejar de pensar en el día que entre allí por primera vez, a la mencionada entrevista, con 152,750 kg (aunque tomamos como peso de inicio de tratamiento, 150 kg.), y aquella caminata, recuerdo, fue a tranco lento.

Y pensé, aquí te curan...

Pues es mi sensación, que estoy curado, a pesar que esta es una enfermedad crónica, que demanda tener la guardia siempre en alza.
Solo que ahora, la peleás con ventaja, en ganador.

Antes, cuando estaba obeso, las dietas eran extremadamente difíciles de cumplir, extraordinariamente duras, durísimas...sólo nosotros sabemos el enorme sacrificio que hemos hecho tantas, tantas veces...sin éxito.
Viendo al espejo, en el talle, en las fotos...nuestro fracaso...

Luego de perder 65 kg, cuidarse es fácil.Ya no se hace dieta, se come sano. Ya no tenés hambre. Te llenás con porciones normales de comida. Comés de todo, pero como no sos tonto, y aprendiste, comés lo que te conviene y no lo que te llevó al problema anterior.
Se terminaron la arritmia que tenía, el dolor constante de rodillas, el cansancio, el desgano, la hernia de hiato.Me transformé de ''ser contemplativo'' para reaparecer en mi vida, como ''ser activo''. Volví a jugar al rugby en veteranos...¡¡¡Dios, que placer volver a tacklear!!!... volví a bucear, volví al gimnasio.

Entro en las butacas de avión en clase económica, y me sobra cinturón...Troto 5 km tres veces a la semana, en el mismo parque donde antes caminaba con dificultad...Uso la ropa que quiero, NO la que consigo. Y la pago a precio normal, no al precio de talle especial..
Y no tengo ya, la limitante de mi cuerpo para divertirme.



Pensá (tomálo como ejercicio) que es lo que te gustaría hacer si fueras aquel flaco que fuiste o que nunca fuiste… no importa lo loco que sea ese pensamiento...porque está a tu alcance.

A través del grupo de cirugía bariátrica, estoy a tus órdenes por toda ayuda requieras de mi parte.
Anexo unas fotos comparativas, estoy con peluca...también me cambió el humor…¡para bien...!

Abrazos!

Gustavo


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