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Impacto de la obesidad en la salud ósea

Impacto de la obesidad en la salud ósea

En la actualidad cada día se ven más y más casos de personas con obesidad. Sin ir más lejos, es una enfermedad que azota a un 57% de españoles y a más de mil millones de personas en el mundo.

Las causas de esta tendencia pueden ser variadas aunque la industria alimenticia ha contribuido gran parte a su crecimiento con el desarrollo cada día más de productos refinados y ultraprocesados, que, para variar, son más económicos que los productos naturales y sin aditivos.

Asimismo, la ajetreada vida moderna, hace que muchas personas carezcan de el tiempo para ocuparse de tener una alimentación saludable y de ejercitar periódicamente. Estar trabajando todo el día en una oficina te quita mucho tiempo para ocuparte de ti mismo y al mismo tiempo fomenta el sedentarismo de estar sentado en una silla por muchas horas seguidas.

En la sociedad actual, el sobrepeso tiene un impacto inmensamente más importante de lo que la gente suele pensar, incluso sus consecuencias pueden generar secuelas de por vida si no se toman medidas a tiempo.

Cómo afecta la obesidad en el sistema musculoesquelético
Las enfermedades más comúnmente asociadas con la obesidad y el sobrepeso son aquellas que se dan principalmente a nivel cardiovascular como problemas de corazón, diabetes e incluso problemas sociales por la imposibilidad de realizar ciertas actividades que realizan el resto de las personas sin sobrepeso.

Sin embargo, poco se habla de los problemas que trae como consecuencia esta enfermedad a la salud del sistema esquelético y muscular. Lo cierto es que el exceso de grasa puede generar secuelas más o menos graves dependiendo del nivel de sobrepeso que presente la persona en cuestión.

Más allá de que los huesos tengan la capacidad de malearse en cierta medida, el sobrepeso genera que estos se vayan deformando con el tiempo, lo que lleva a problemas articulares y fragilidad en ciertas partes que se ocupan de sostener el peso como los tobillos y las rodillas.

Enfermedades en los huesos producidas por el sobrepeso

Fibromalgia
Esta patología genera dolor y cansancio en determinados músculos en los puntos sensibles del cuerpo como las piernas, cuello, hombros, cadera y espalda. Se desconoce lo que causa esta condición, aunque la mitad de las personas que la padecen son obesas y otra gran parte de los afectados tiene sobrepeso. Se calcula que alrededor de un 70% de personas que tienen fibromalgia tienen algún tipo de sobrepeso.

Asimismo, el dolor y la fatiga que caracterizan esta dolencia se acentúan con la falta de sueño y cansancio que trae consigo la obesidad. Por lo general, este cuadro lleva a una mayor dificultad y dolor al realizar ejercicio físico, lo que conduce a una especie de círculo vicioso en el que el paciente se va “dejando estar” cada vez más.

Osteoporosis causada por la obesidad
La osteoporosis es el aumento de la porosidad en los huesos y su consecuente debilitamiento. Aunque se supone que la falta de peso es lo que causa osteoporosis, poco se habla del exceso de peso, que hace que la grasa produzca efectos hormonales y químicos que imposibiliten la llegada del calcio a los huesos. El calcio es fundamental en el metabolismo óseo por lo que una deficiencia de éste puede provocar un caso de osteoporosis por obesidad. Infórmate sobre cómo prevenir este y otros tipos de osteoporosis en nuestro artículo sobre esta enfermedad.

Artritis reumatoide
La hinchazón que la artritis produce en las articulaciones puede verse acentuada por un exceso de peso. De hecho, aproximadamente un 75% de las personas que padecen artritis reumatoide tienen también obesidad o sobrepeso.

La grasa tiende a aumentar la inflamación además de generar una mayor rigidez en las articulaciones que cargan con un mayor peso que una persona con un índice de masa corporal normal.

Dolor lumbar
La sobrecarga de peso que tiene la columna vertebral en personas con obesidad puede ser un significativo factor de riesgo para el desarrollo de una lumbalgia. Se ha comprobado en múltiples estudios que la obesidad es determinante en problemas de la espalda como lumbalgias y hernias discales.

Alteraciones en la marcha
Aunque esto no es una enfermedad, es una consecuencia de la obesidad que genera un deterioro paulatino de las estructuras musculoesqueléticas por la falta de actividad que estas requieren para fortalecerse.

Las personas con obesidad presentan alteraciones biomecánicas en sus articulaciones y extremidades inferiores que constituyen la aparición de esta problemática.

Fracturas por obesidad en niños
Se ha demostrado en múltiples estudios, que los niños problemas de obesidad tienen una mayor tendencia a sufrir fracturas en sus huesos dada la sobrecarqa que estos tienen. Además la falta de actividad, sedentarismo y/o mala alimentación que caracteriza a los niños que padecen de sobrepeso lleva a un debilitamiento de los huesos que puede ser problemático sobre todo en una etapa de crecimiento.

Bajar de peso a conciencia

Bajar de peso a conciencia

Millones de personas tienen como principal objetivo poder adelgazar. Por lo general, luego de unos pocos meses de régimen de dieta, la mayoría descubre que poder bajar de peso es un ideal difícil de conseguir

Por lo general, luego de unos pocos meses de régimen de dieta, la mayoría descubre que poder bajar de peso es un ideal difícil de conseguir en la vida.

De manera que es conveniente centrar la atención tanto en el peso como en el volumen y, para conseguirlo, no se trata de reducir esos kilos de más rapidamente, sino de aprender a adelgazar. La alianza entre la voluntad y la ciencia es fundamental para perder grasa corporal, ya que el éxito está en la disciplina.

La alimentación es una función cerebral compleja que comprende aspectos químicos, fisiológicos, psicológicos, emocionales, culturales y educacionales. Cualquier dieta hipocalórica estándar, limita el acto de alimentarse en muchos de estos aspectos no sólo a nivel cuantitativo, sino también cualitativo. Una dieta disociada, hiperproteica o cualquier otra dieta milagro rompe con la cultura inmersa en los hábitos alimentarios de cada individuo.

Por este motivo, vale la pena aprender a adelgazar de forma individual, a tarvés de una dieta sana y equilibrada, en donde las herramientas saludables nos sirvan para utilizarlas a lo largo de los años. Comer bien adelgaza y comer mal engorda, puesto que la clave reside en adelgazar sin renunciar al placer de platos ligeros y sabrosos que puedan compartirse con el resto de comensales, sin tener que estar «de régimen» la mitad de la vida.

Conviene perder la grasa corporal y el exceso de líquidos atendiendo a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, de forma paulatina y lentamente (de 500 gramos a 1 kilo por semana). El hecho de tomar menos kilocalorías diarias no es suficiente para conseguir la meta. La energía proveniente de los alimentos debe distribuirse en cuatro o cinco ingestas diarias para mantener a raya la glucemia e impedir que el exceso de glucosa se transforme en grasas inoportunas. Además, es fundamental comer lentamente, ya que así se mejora la digestibilidad de los alimentos, generando una sensación de saciedad en el cerebro; que asu vez también permite conseguir un gran beneficio psicológico al respetar el ritmo de un acto con el que se debe disfrutar.

Toda pérdida de peso corporal debe sustentarse en tres puntos básicos: alimentación equilibrada e hipocalórica, ejercicio físico continuado y una relación saludable con la comida.

Lo básico, es seguir una pauta dietética coherente que asegure un aporte nutricional suficiente y que no sea muy distinta a lo que comemos de forma habitual en casa. Comenzar las comidas y las cenas con un caldo de verduras o un vaso de agua ayuda a ocupar espacio en el estómago sin reportar calorías, de manera que habrá menos sitio para el resto de los alimentos y así llegará antes la sensación de saciedad.

Es interesante que el plato de comidas y cenas incluya, al menos, un alimento rico en hidratos de carbono (patatas, legumbres, pasta, arroz o pan), otro rico en proteínas (carnes, pescados o huevos) y una verdura o una ensalada para aportar fibra al organismo, así como vitaminas y minerales indispensables para el buen funcionamiento orgánico. Para los postres, una fruta de estación o un lácteo desnatado, aportarán los nutrientes necesarios para hacer que la comida y la cena sean equilibradas.
Ayuda profesional

La obesidad es un aumento del peso corporal por acumulación anormal de grasa, que supera el peso ideal teórico (relación talla-peso) a consecuencia de un desequilibrio entre la formación y la utilización de grasa en el organismo. Se trata de una enfermedad que presenta síntomas concretos y que supone un gran riesgo sanitario.

Las estadísticas que salen a la luz desde múltiples organismos acreditados a nivel de salud pública, indican que la vida de las personas obesas y aquellas que padecen sobrepeso, es significativamente menor a la de las que presentan un peso normal.

A esto se suma que la mortalidad por diabetes, cirrosis hepática, apendicitis, litiasis biliar y accidentes cardiovasculares es prácticamente el doble de alta en las personas con exceso de peso. Por todos estos motivos, es necesaria la ayuda de un equipo interdisciplinar que diagnostique las causas concretas de la obesidad o el sobrepeso y que determine terapéuticamente la dieta que debe realizar el individuo que tiene que adelgazar.

En el área de la alimentación, el nutricionista es el profesional que se encarga del entrenamiento dietético y del diseño de una herramienta alimentaria individualizada. Por otro lado, no se debe olvidar que la causa de sobrepeso y obesidad es, en un alto porcentaje de casos, una relación insana con la alimentación, de origen psicológico (vivencia de tensión) o psicopatológico (trastornos de la conducta alimentaria). En estos casos, además de la ayuda del médico y del nutricionista, se requiere orientación psicológica y psiquiátrica.
Peso y volumen corporal

Adelgazar es cuestión de que tanto la aguja de la báscula como la hebilla del cinturón se vayan desplazando hacia la izquierda, es decir, es un proceso que requiere bajar de peso y también de talla, sobre todo de perímetro abdominal.

Además de eliminar grasa y azúcares de la dieta, para disminuir el volumen corporal, conviene hacer cambios en la cocina, sustituyendo la sal por otras opciones que aderecen platos como el limón, las hierbas aromáticas, el vinagre y las especias. También, conviene beber al menos dos litros de agua al día, ya que así se ayuda al trabajo renal y se evita la retención de líquidos.

Por otro lado, la sensación de hinchazón del abdomen en períodos de adelgazamiento, durante los cuales se comen más vegetales, puede deberse a problemas de flatulencia.

Las verduras más flatulentas son la lechuga, la alcachofa, las coles, el brócoli, el pepino, la cebolla y los rábanos. Se debe prescindir de estas verduras puntualmente hasta observar menos hinchazón.

Obesidad: la respuesta de la medicina

Obesidad: la respuesta médica

No hay un tratamiento único para la obesidad, lo que refleja la dificultad que entraña la resolución del problema. Se sabe que no todas las personas responden de igual forma a un tratamiento y que cada individuo puede responder de forma distinta a un mismo tratamiento realizado en diferentes momentos de su vida. Cualquier actuación terapéutica tiene que ser multidisciplinaria. El objetivo que se persigue es mejorar la salud del paciente reduciendo los riesgos secundarios. En ocasiones, el objetivo será corregir las alteraciones metabólicas, aunque la reducción de peso no sea moderada y oscile entre un 5 y un 10%.

Los posibles tratamientos pueden resumirse así: dietas hipocalóricas (que representen el eje central del tratamiento); ejercicio físico (con el objetivo doble de mantener el tono muscular y aumentar el gasto energético); la psicoterapia (el soporte psicológico es básico en el tratamiento de la obesidad) y los fármacos (dos grandes grupos: los que actúan sobre el sistema nervioso central disminuyendo la sensación de hambre y aumentando el metabolismo basal y los que actúan mediante un ligero efecto saciante, pero que no pueden considerarse como un tratamiento de la obesidad).

No debe olvidarse que el tratamiento farmacológico es una ayuda y que su uso racional puede ser de gran valor. Por último, la cirugía bariátrica está indicada sólo para obesidades importantes: IMC mayor a 40 kilogramos por metro cuadrado. Por último, los médicos subrayan que hay que desconfiar de los tratamientos que prometen grandes resultados sin esfuerzo o sin dieta; conviene alejarse de las dietas que prometen rápidas pérdidas de peso, ya que la mayoría de éstas lo hacen a costa del agua corporal y de la masa muscular, y no de la grasa como en realidad debería ser.

Mitos y verdades sobre el by pass gástrico

Mitos y verdades sobre el by pass gástrico

1- ¿Puedo adelgazar demasiado tras un Bypass Gástrico?
No. El Bypass Gástrico suele permitir una pérdida de hasta el 80% del exceso de peso, esto quiere decir que generalmente nuestro organismo pierde peso de lo que le sobra y cuando se acerca al peso adecuado o normal (incluimos aquí hasta el sobrepeso) la pérdida de peso se hace mas lenta y en ocasiones se detiene; llegados a este punto si nuestro deseo es perder mas peso podemos lograrlo modificando la actividad física, mientras más nos ejercitamos más energía gastamos y más peso perdemos y si lo que queremos es mantenernos en el peso alcanzado la actividad física estará orientada a mantener y tonificar la masa muscular. Como en todo aunque el Bypass Gástrico nos ayuda a perder peso, la cantidad de peso perdido dependerá en parte de nuestra capacidad modificar los hábitos alimenticios y la actividad física y mantener estas modificaciones en el tiempo.

2.- ¿Puedo engordar tras un Bypass Gástrico?
Si. Aunque el Bypass Gástrico esta diseñado para producir restricción en la ingesta y malabsorción parcial de los nutrientes ingeridos, la cirugía siempre debe acompañarse de una modificación en los hábitos alimenticios, si a pesar de estar operados ingerimos alimentos ricos en carbohidratos y grasas, (por ejemplo bollería industrial, dulces, frituras) no puntualmente sino de forma habitual y no realizamos ningún tipo de actividad física existirá un desbalance entre la cantidad de calorías ingeridas y las gastadas, siempre que sean mayor las ingeridas se acumula energía y se aumenta de peso.

3- Voy a tener diarreas y molestias frecuentes tras un Bypass Gástrico
No. A pesar de la malabsorción parcial ocasionada por el Bypass Gástrico los episodios de diarreas o dolor abdominal son muy poco frecuentes y generalmente se presentan asociados a transgresiones dietéticas (igual que en los pacientes no operados) si comemos muy rápido o comidas ricas en azucares o grasas que no serán digeridas totalmente, se produce un efecto similar a una indigestión con las consecuentes diarreas. Los pacientes operados mediante Bypass Gástrico que llevan una alimentación balanceada normalmente presentan entre 1 o 2 deposiciones al día de consistencia normal.

4- Debo estar a dieta el resto de mi vida tras un Bypass Gástrico
No. Todos los pacientes operados de Bypass Gástrico con el tiempo (generalmente al cabo de 1 año de la cirugía) ¡comen de todo! pero siempre con moderación, es la misma recomendación que le damos a los pacientes no operados, una dieta balanceada acompañada de ejercicio moderado es el mejor complemento para mantener el peso perdido tras la cirugía.

5- El Bypass Gástrico es suficiente para perder peso no debo hacer ningún esfuerzos más
No. No hay recetas mágicas para perder peso, ni para nada en la vida realmente; La cirugía garantiza una pérdida de peso pero siempre debe acompañarse de una modificación en los hábitos alimenticios y en aumento de la actividad física. Lo que busca la cirugía es facilitarnos el esfuerzo que tenemos que realizar para mantenernos saludables, es una ayuda, pero no funciona al 100% sola. Si asociamos a la cirugía hábitos alimenticios saludables y ejercicio físico moderado de forma habitual te garantizo un 100% de satisfacción con el resultado.

6- Podré comer fuera de casa, con amigos o familia a pesar de estar operada de Bypass Gástrico
Si. Obviamente no la primera semana, pero después de 6 meses aproximadamente ya se puede comer de todo y se esta habituado a las cantidades y las consistencias de las comidas que sientan bien. Podrás incluso ir a restaurantes de comida rápida sin hacer de esto un hábito por supuesto, el lema debe ser podrás comer de todo con moderación.