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Porqué es tan importante la nutrición para la salud?

Porqué es tan importante la nutrición para la salud?

Repasamos el papel que representa en nuestra salud y cómo puede beneficiar o perjudicar la nutrición en función de qué uso decidamos hacer de ella. Los especialistas dicen que somos lo que comemos, hagamos entonces que la vida sea, además, saludable.

Selección, equilibrio, variedad, prevención… la nutrición es uno de los pilares de la salud. Pese a que cada vez hay más información sobre cómo alimentarse, el sobrepeso, la inclinación hacia la comida basura, los excesos y las enfermedades causadas por una mala nutrición están presentes en la vida de muchas personas.

Desde que nacemos necesitamos para vivir tres cosas: oxígeno, agua y alimentación. Los alimentos “son combustibles” a través de los cuales obtenemos energías y compuestos “que nos sirven para reparar el organismo”.

Ingerimos 60 mil kilos de comida en una vida. De cómo elijamos esos kilos depende la vida. Depende la salud, la enfermedad, el estado de ánimo.

Además, también dependen muchas patologías en cuya causa influye la alimentación, como sucede con el cáncer.
Se estima que un 30% del cáncer se produce por una mala alimentación. También puede afectar a otros aspectos como el desarrollo funcional del cerebro o el envejecimiento.

Para evitarlo lo primero es controlar la cantidad adecuada de alimentos, y lo segundo que sea un estilo de comida saludable.
La base de la alimentación son las frutas y verduras. Debemos comer unas tres frutas al día, eso puede suponer unas 90 mil frutas en una vida.
A eso sumamos dos veces al día entre hortalizas y verduras, pescado cinco veces a la semana (dos de ellas azul), carne cuatro veces (una de ellas roja), patatas dos veces en semana, otras dos pasta y las mismas de arroz.

¿Qué ganamos a cambio?
No tener sobrepeso, con lo que ya tienes bastante conseguido porque no hay sobrecargas en órganos como corazón o hígado; un envejecimiento más lento y más saludable; además de circunstancias tan evidentes como pueden ser el sueño, pues con una buena alimentación se duerme mejor”. Incluso el estado de ánimo, pues cuando se come mejor la funcionalidad del cerebro también es mejor.

Si esto fuera la bolsa, cuando tú comes bien la cotización de tu organismo es mucho más alta.

Uno de los males de esta era

Uno de los males de esta era

LA OBESIDAD es uno de los males de esta era a nivel mundial, junto a otras patologías de la alimentación, depresión, ataques de pánico y adicciones. Todos síntomas que se caracterizan por comportamientos anormales que responden, de alguna manera, a las características de esta era de consumo, en la que se busca incorporar objetos que den una gratificación inmediata y que llenen un vacío emocional que no se tolera.


La obesidad puede ser el resultado de alteraciones metabólicas pero también de un trastorno de alimentación. Podemos entenderla como una manifestación en el cuerpo de una dolencia psíquica, como un peligroso mensaje en el cuerpo. Se trata de una patología compleja en la que se observa la confluencia de distintas variables como lo biológico, lo psicológico, lo social, lo ambiental y lo cultural.

En la historia
A lo largo de la historia han ido cambiando los parámetros considerados saludables en cuanto al tamaño de cuerpo ideal que se establece. Hubo momentos en que una talla grande era sinónimo de poder económico y social, y también luego de las guerras ser gordo era visto como la posibilidad de defenderse contra la hambruna o de ciertas enfermedades.

Desde fines del siglo pasado y continuando con este, la obesidad ya no es sinónimo de salud, y el ideal establecido, sobretodo pensando en la estética femenina, pasó a una extrema delgadez que provocó el incremento de otras patologías como la bulimia y la anorexia en la persecución de un cuerpo en extremo delgado.

Es posible entender la obesidad como un síntoma que representa distintas ideas, fantasías, temores, o conflictos psíquicos, que se intentan resolver mediante la alteración de la conducta o del cuerpo. Así podemos ver que algunas personas enferman por no tolerar un sentimiento de vacío psíquico que buscan llenar con la comida.

Otra fantasía que podemos entender detrás de la obesidad es la de un sentimiento inconsciente de insignificancia, como si se sintieran muy "chiquititos" y necesitaran agrandar el cuerpo para "completarse". También puede estar en la base la idea inconsciente de "prepararse para crecer" a modo de almacenar energía y así materializar el crecimiento.

Observamos que el cuerpo obeso es similar entre el hombre y la mujer, mientras que los cuerpos delgados femeninos y masculinos son bien diferentes. Algo similar encontramos en la extrema delgadez que también borra las diferencias de los caracteres secundarios de los sexos. Así podemos pensar que existe un conflicto psíquico en la identidad sexual y en la sexualidad en sí misma en los trastornos que llevan a estos tipos de cuerpo. El cuerpo obeso (también el hiperdelgado) se ve más infantil, se borran además de las diferencias sexuales, los caracteres del desarrollo. En estos casos probablemente existan conflictos que se relacionen con el convertirse adecuadamente en hombres y mujeres.

Cómo bajar las calorías en los desayunos y meriendas

Cómo bajar las calorías en los desayunos y meriendas

Ideas nutritivas y sencillas

Los pacientes bariátricos tanto antes de la cirugía como a partir de ella deben realizar como mínimo 4 comidas al día.
Organizar estas comidas y planificarlas ayuda a no "sorprenderse" cuando terminan comiendo cualquier cosa que tengan a mano por falta de ideas o elementos saludables.

Hablamos de ambas ingestas debido a que generalmente necesitamos los nutrientes y calorías similares en el desayuno y la merienda.

Opciones y sus reemplazos para la versión baja en calorías:

1 vaso/taza de leche con tostadas con queso crema y mermelada de frutas.
Versión light: utilizar leche descremada, queso descremado y mermelada light.

Yogur con cereales (copos, avena, granola, etc.).
Versión light: utilizar yogur descremado, copos sin azúcar.

Yogur con frutas picadas y semillas (chía, lino, sésamo, girasol, etc.).
Versión light: utilizar yogur descremado.

Infusión (té, café, mate cocido) con leche y pan con mermelada de frutas.
Versión light: utilizar leche descremada, edulcorante y mermelada light.

Mate con pan o galletitas con queso + 1 fruta.
Versión light: utilizar galletitas simples blancas o con salvado, queso descremado.

Leche con avena y frutas.
Versión light: utilizar leche descremada.

Café con leche, tostadas con dulce y jugo de naranja.
Versión light: utilizar leche descremada, edulcorante para la infusión y el jugo.

Licuado de frutas con leche y galletitas de salvado o con semillas.
Versión light: utilizar leche descremada o agua para el licuado y edulcorante.

Leche sola o con infusión y chipacitos almidón.
Versión light: utilizar leche descremada y chipacitos de elaboración casera con ingredientes light como leche descremada, queso light, menor cantidad de margarina y agregado de aceite.

Las ideas son muchas y dependen de los gustos; horarios; rutinas y disponibilidad de alimentos.
Si pensamos bien SIEMPRE podemos realizar algunos reemplazos que bajen el contenido de calorías, azúcar y grasas en cada preparación que consumamos, es solo cuestión de pensarlo un poco y planificarlo.
Lo importante es tratar de incluir siempre algún lácteo, cereales y derivados (pan, galletitas, tostadas, etc.) y alguna fruta.

Tanto el desayuno como la merienda son comidas importantes ya que el primero nos brinda la energía y nutrientes necesarios para comenzar el día y que nuestro organismo funcione a pleno gracias a ello y la merienda tiene una función de dar una cuota energética a la tarde, que a su vez nos previene de acumular apetito para la cena y ayuda a mantener mejores valores de glucemia, lo cual evita ataques de hambre o ansiedad en horas de la noche.

Home office: ¿La oficina en casa lo está engordando?

 Home office: ¿La oficina en casa lo está engordando?

Trabajar fuera de la oficina y tan cerca de la heladera y la alacena puede ser tan tentador como engordante. El doctor Cormillot comparte reglas prácticas para aprovechar al máximo el teletrabajo cuidando su peso y su salud
La tendencia a instalar la oficina en casa llegó a partir del aislamiento preventivo, social y obligatorio lista para quedarse por un tiempo y ya compite con los hábitos poco saludables que se tenían en el escritorio laboral, aunque es posible que incluso supere a la rutina de trabajar afuera en lo que a estrés y elecciones poco saludables se refiere.

Si hasta que se desató la pandemia usted trabajó en una oficina fuera de su casa, basta con recordar qué guardaba en los cajones de su escritorio… ¿Golosinas? ¿Galletitas? ¿Saquitos de té o café instantáneo? En muchos casos el enemigo de su dieta y de su salud se escondía en un lugar tan cercano que pasaba desapercibido.

Al repasar un día “clásico” en el trabajo, quizá era frecuente comer “esa” medialuna de la docena que alguien llevó para compartir con sus compañeros, “ese” chocolate de la máquina expendedora, “ese” vaso de gaseosa común o “ese” delicioso capuchino dulce de la máquina de café.

Si se identifica con esta rutina de las horas laborales, no está solo. Estudios recientes, incluyendo algunos realizados por la Asociación Dietética Americana, muestran, además, que:

Más de un tercio de los oficinistas desayuna al lado del teclado.
Dos tercios mastica con regularidad su almuerzo frente a la computadora.
Nueve de cada diez comen a lo largo de las horas laborales.
Un 7% cena en la oficina.
¿Esto le parece negativo? ¿Se diferencia mucho de su rutina de trabajo en casa? Quizá le sorprenda saber que el home office, sin planificación, puede ser incluso peor.