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Una nueva dieta saludable

Una nueva dieta saludable

La cirugía de bypass gástrico reduce el tamaño de tu estómago y cambia la manera en que los alimentos ingresan a tus intestinos. Después de la cirugía, es importante que te alimentes de forma adecuada mientras te mantienes a tono con tus objetivos de pérdida de peso. Es posible que el médico te recomiende lo siguiente:

Come y bebe despacio. Para evitar el síndrome de evacuación gástrica rápida, tómate al menos 30 minutos para comer y de 30 a 60 minutos para beber 1 taza de líquido. Espera 30 minutos antes o después de cada comida para tomar líquidos.
Come cantidades pequeñas. Come varias comidas pequeñas al día. Puedes comenzar con seis comidas pequeñas al día, luego pasar a cuatro comidas y, por último, cuando sigas una dieta regular, tres comidas al día. Cada comida debe incluir entre media taza y una taza de comida.
Bebe líquidos entre las comidas. Para evitar la deshidratación, necesitarás beber por lo menos 8 tazas (1.9 litros) de líquidos al día. Pero beber demasiado líquido a la hora de comer o cerca de las comidas puede hacer que te sientas demasiado lleno y evitar que comas suficientes alimentos ricos en nutrientes.
Mastica los alimentos por completo. La nueva abertura que va del estómago al intestino delgado es muy estrecha y bloquearse con trozos grandes de comida. Las obstrucciones impiden que los alimentos salgan del estómago y pueden causar vómitos, náuseas y dolor abdominal. Toma pequeños bocados de comida y mastícalos hasta obtener una consistencia de puré antes de tragarlos.
Prioriza los alimentos ricos en proteínas. Come estos alimentos antes de comer otros alimentos en tu comida.
Evita los alimentos con alto contenido de grasa y azúcar. Estos alimentos viajan rápidamente a través de tu sistema digestivo y causan el síndrome de evacuación gástrica rápida.
Toma los suplementos de vitaminas y minerales recomendados. Después de la cirugía, tu cuerpo no será capaz de absorber suficientes nutrientes de los alimentos. Es probable que necesites tomar un suplemento multivitamínico todos los días por el resto de tu vida.
Resultados
La dieta de bypass gástrico puede ayudarte a recuperarte de la cirugía y a adoptar gradualmente una manera saludable de comer que te permita lograr tus metas para bajar de peso. Recuerda que si retomas los hábitos alimenticios poco saludables después de la cirugía para bajar de peso, es posible que no bajes todo el exceso de peso o que recuperes el peso que hayas bajado.

Riesgos
Los mayores riesgos de la dieta de bypass gástrico provienen de no seguir la dieta de forma adecuada. Si comes demasiado o comes alimentos que no deberías, podrías tener complicaciones. Algunos de ellos son los siguientes:

Síndrome de evacuación gástrica rápida. Si entra demasiada comida rápidamente en tu intestino delgado, es probable que experimentes náuseas, vómitos, mareos, sudoración y diarrea. Comer demasiado o demasiado rápido, comer alimentos ricos en grasa o azúcar y no masticar de forma adecuada los alimentos puede causar náuseas o vómitos después de las comidas.
Deshidratación. Como se supone que no debes tomar líquidos con las comidas, algunas personas se deshidratan. Es por eso que debes beber 64 onzas (1.9 litros) de agua y otros líquidos en el día.
Estreñimiento. La falta de actividad física y de fibra o líquidos en la dieta puede causar estreñimiento.
Obstrucción de la abertura de la bolsa del estómago. La comida puede alojarse en la abertura de la bolsa del estómago, incluso si sigues cuidadosamente la dieta. Los signos y síntomas de una obstrucción de la abertura del estómago incluyen náuseas, vómitos y dolor abdominal continuos. Llama a tu médico si tienes estos síntomas durante más de dos días.
Aumento de peso o incapacidad para perder peso. Si continúas aumentando de peso o no pierdes peso con la dieta de bypass gástrico, habla con tu médico o dietista.

Hábitos saludables

Hábitos saludables

Adquirir cuatro hábitos saludables sencillos puede significar 14 años más de vida
Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge analizan el impacto que tiene el fumar, el beber alcohol, el sedentarismo y una dieta sin fruta y verdura sobre la mortalidad.
El año nuevo siempre empieza lleno de buenos propósitos. En general los deseos para el año venidero acostumbran a ser los mismos de siempre: dejar de fumar, hacer más deporte, no beber tanto alcohol y ponerse a dieta. Enero tras enero ponemos la misma ilusión y motivación para superar todas las tentaciones pero casi nunca conseguimos llevarlo a cabo.
Por fin, una vez leído el artículo que publicó la revista Plos Medicine (8;5(1):e12) a principios de enero tendremos una razón de peso para conseguirlo. Según este artículo, realizado por la Universidad de Cambridge, estos mismos cuatro hábitos saludables nos pueden alargar la vida 14 años. Ni más ni menos.

HABITOS SALUDABLES

Hábitos saludables
Adquirir cuatro hábitos saludables sencillos puede significar 14 años más de vida
Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge analizan el impacto que tiene el fumar, el beber alcohol, el sedentarismo y una dieta sin fruta y verdura sobre la mortalidad.
El año nuevo siempre empieza lleno de buenos propósitos. En general los deseos para el año venidero acostumbran a ser los mismos de siempre: dejar de fumar, hacer más deporte, no beber tanto alcohol y ponerse a dieta. Enero tras enero ponemos la misma ilusión y motivación para superar todas las tentaciones pero casi nunca conseguimos llevarlo a cabo.
Por fin, una vez leído el artículo que publicó la revista Plos Medicine (8;5(1):e12) a principios de enero tendremos una razón de peso para conseguirlo. Según este artículo, realizado por la Universidad de Cambridge, estos mismos cuatro hábitos saludables nos pueden alargar la vida 14 años. Ni más ni menos.Hábitos saludables
Adquirir cuatro hábitos saludables sencillos puede significar 14 años más de vida
Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge analizan el impacto que tiene el fumar, el beber alcohol, el sedentarismo y una dieta sin fruta y verdura sobre la mortalidad.
El año nuevo siempre empieza lleno de buenos propósitos. En general los deseos para el año venidero acostumbran a ser los mismos de siempre: dejar de fumar, hacer más deporte, no beber tanto alcohol y ponerse a dieta. Enero tras enero ponemos la misma ilusión y motivación para superar todas las tentaciones pero casi nunca conseguimos llevarlo a cabo.
Por fin, una vez leído el artículo que publicó la revista Plos Medicine (8;5(1):e12) a principios de enero tendremos una razón de peso para conseguirlo. Según este artículo, realizado por la Universidad de Cambridge, estos mismos cuatro hábitos saludables nos pueden alargar la vida 14 años. Ni más ni menos.

A pesar de que ya se habían publicado otros estudios que cuantificaban la incidencia en la mortalidad de alguno de estos factores, nunca se había analizado el impacto combinado de estos cuatro hábitos simples y saludables.

Durante el estudio se analizó el estilo de vida y la mortalidad de 20.244 hombres y mujeres de 45 a 79 años. El reclutamiento se hizo entre 1993 y 1997 (se aprovecharon encuestas ya disponibles, pero se excluyeron los vecinos con dolencia cardiovascular o cáncer) y se les hizo un seguimiento hasta el 2006.

Para medir si las personas seguían, o no, una vida sana se puntuó con un punto cada uno de los cuatro hábitos saludables. Se tubo en cuenta el tiempo de ejercicio diario; el consumo de unidades de alcohol por semana; y el nivel de vitamina C en sangre. Asimismo se contó con la edad, el sexo, el índice de masa corporal y la clase social.

El estudio mostró como, a medida que se incumplían más hábitos saludables, aumentaba el riesgo de mortalidad (y viceversa), sobre todo por enfermedad cardiovascular. De hecho, no llevar una vida sana supone hasta cuatro veces mayor riesgo de mortalidad en general y hasta cinco veces más de riesgo por muerte cardiovascular.

A pesar de que ya se habían publicado otros estudios que cuantificaban la incidencia en la mortalidad de alguno de estos factores, nunca se había analizado el impacto combinado de estos cuatro hábitos simples y saludables.

Durante el estudio se analizó el estilo de vida y la mortalidad de 20.244 hombres y mujeres de 45 a 79 años. El reclutamiento se hizo entre 1993 y 1997 (se aprovecharon encuestas ya disponibles, pero se excluyeron los vecinos con dolencia cardiovascular o cáncer) y se les hizo un seguimiento hasta el 2006.

Para medir si las personas seguían, o no, una vida sana se puntuó con un punto cada uno de los cuatro hábitos saludables. Se tubo en cuenta el tiempo de ejercicio diario; el consumo de unidades de alcohol por semana; y el nivel de vitamina C en sangre. Asimismo se contó con la edad, el sexo, el índice de masa corporal y la clase social.

El estudio mostró como, a medida que se incumplían más hábitos saludables, aumentaba el riesgo de mortalidad (y viceversa), sobre todo por enfermedad cardiovascular. De hecho, no llevar una vida sana supone hasta cuatro veces mayor riesgo de mortalidad en general y hasta cinco veces más de riesgo por muerte cardiovascular.

Alimentación saludable

Alimentación saludable

La alimentación es una función cerebral compleja que comprende aspectos químicos, fisiológicos, psicológicos, emocionales, culturales y educacionales. Cualquier dieta hipocalórica estándar, limita el acto de alimentarse en muchos de estos aspectos no sólo a nivel cuantitativo, sino también cualitativo. Una dieta disociada, hiperproteica o cualquier otra dieta milagro rompe con la cultura inmersa en los hábitos alimentarios de cada individuo.

Por este motivo, vale la pena aprender a adelgazar de forma individual, a tarvés de una dieta sana y equilibrada, en donde las herramientas saludables nos sirvan para utilizarlas a lo largo de los años. Comer bien adelgaza y comer mal engorda, puesto que la clave reside en adelgazar sin renunciar al placer de platos ligeros y sabrosos que puedan compartirse con el resto de comensales, sin tener que estar «de régimen» la mitad de la vida.

Conviene perder la grasa corporal y el exceso de líquidos atendiendo a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, de forma paulatina y lentamente (de 500 gramos a 1 kilo por semana). El hecho de tomar menos kilocalorías diarias no es suficiente para conseguir la meta. La energía proveniente de los alimentos debe distribuirse en cuatro o cinco ingestas diarias para mantener a raya la glucemia e impedir que el exceso de glucosa se transforme en grasas inoportunas. Además, es fundamental comer lentamente, ya que así se mejora la digestibilidad de los alimentos, generando una sensación de saciedad en el cerebro; que asu vez también permite conseguir un gran beneficio psicológico al respetar el ritmo de un acto con el que se debe disfrutar.

Obesidad: prevención

Obesidad: prevención

Las causas más comunes de obesidad son la sobreingesta de alimentos y energía, y en menor proporción los trastornos endocrino-metabólicos (enfermedad de Cushing, Hipotiroidismo), trastornos psicológicos (bulimia nerviosa), la yatrogenia (ligada al consumo de medicamentos como los corticoides), y en obesidades extremas, los factores genéticos.

Una de las tareas que quedan por desarrollar es la preventiva. Son recomendaciones que se deben hacer a la población general desde las escuelas, medios de comunicación e instituciones sanitarias. Abarcan toda una serie de indicaciones que deberían ser asumidas por la población: disminución del consumo de grasas saturadas, aumento en el consumo de fibra, moderación en la ingesta de azúcar, alcohol y sal, etc.).

El segundo planteamiento deberá ser realizado a nivel individual, teniendo presente que la obesidad es una enfermedad crónica y que debe ser tratada como tal. Para el éxito del tratamiento, dependiendo de cada caso, puede ser necesario contar con la colaboración del médico de familia, dietista, especialista en endocrinología, psicólogos, etc., pero es preciso señalar de forma inequívoca que el tratamiento inicial de la obesidad deberá correr a cargo del médico de familia y de un dietista.